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¿Qué pasa cuando tocamos un instrumento?



El cerebro de los músicos



La Música, Clave del éxito escolar

Una tesis doctoral comprueba que el 99% de los alumnos-músicos de primaria aprueba el curso en el colegio. El 79% saca notable o sobresaliente.

 

(ARTÍCULO EXTRAIDO DE: LEVANTE, EL MERCANTIL VALENCIANO.)

(Viernes 13 de enero de 2012)

 

Una investigadora valenciana ha comprobado que el rendimiento académico de los alumnos valencianos de Primaria -de 6 a 12 años- que cursan estudios musicales es mejor que el de la media. En su tesis doctoral, calificada con sobresaliente cum laude por la Facultad de Filosofía de la Universitat de València, la profesora de música Mª Carmen Reyes ha realizado una investigación en 4.300 alumnos de todos los cursos de primaria de 18 colegios públicos de ocho comarcas, de los cuales estudiaban música el 5,9%, y el resultado es sorprendente: el 99% de los alumnos-músicos aprobó el curso. El 37% lo hizo con sobresaliente, el 42% sacó notable, el 11% obtuvo un bien, el 9% pasó con suficiente, y sólo el 1% terminó con insuficiente. Es decir: el 79% de los alumnos-músicos sacó notable o sobresaliente en una autonomía que es la segunda con mayor tasa de fracaso escolar.

 

¿Casualidad? No. Mª Carmen Reyes concluye en su trabajo (de 416 páginas) quelos estudios en las escuelas de música de las bandas comportan "una mejora en el proceso de aprendizaje de los alumnos y, por tanto, de su inteligencia en las diferentes áreas" curriculares del colegio. Ella lo ha comprobado en seis asignaturas. 

 

Primero, en lengua. "La música es un lenguaje y leer e interpretar los símbolos de la lengua hablada o escrita, sus reglas gramaticales y ortográficas le será sumamente fácil a quienes tienen avanzado su conocimiento", así que "un niño con conocimientos musicales enfocará con ventaja el estudio de cualquier lengua o idioma", subraya Reyes.

 

Segundo, en matemáticas. La familiaridad de los pequeños músicos con "sencillas pero precisas operaciones matemáticas que tienen que ver con el ritmo, los tiempos, los compases, etc." les prepara mejor para la asignatura del cálculo y el razonamiento abstracto.

 

Tercero, en plástica, pues se ven reforzados en capacidad de "concentración" para el dibujo y en "sensibilidad" para el arte.

 

Cuarto, en educación física, puesto que la capacidad motriz, la coordinación de movimientos o el control de la respiración de diafragma los predispone mejor para la asignatura.

 

Y por último, en música -es obvia la razón- y en conocimiento del medio, donde los alumnos-músicos ven reforzadas sus nociones de cultura y tradición popular. 

 

"Influencia en su inteligencia"

Esta violinista de la Unión Musical Porteña de Sagunto y maestra del colegio Cervantes de Port de Sagunt, de 29 años, recalca que "la música tiene un alto significado educativo y es necesario que el número de horas de docencia que se le dedica sea ampliado o reorientado de manera eficiente". En conversación con este periódico, Mª Carmen Reyes realza "la influencia de la música en aspectos neurológicos del niño y de su inteligencia", y aporta ejemplos de su propia experiencia: "los alumnos-músicos están más atentos a la tarea escolar, tienen más predisposición al estudio y se les ve más capacidad de esfuerzo", lo que se traduce en mejores notas.

 

Por ello, la ya doctora en Filosofía defiende la "necesidad" de establecer "puntos de encuentro" entre las sociedades musicales y la escuela primaria "basándose en los currículos que tienen puntos comunes y que cabría poner de manifiesto o englobar". Porque, como destaca en la cita inicial de la tesis parafraseando a San Isidoro de Sevilla, "sin música no puede haber enseñanza perfecta, pues nada hay que carezca de ella".

 

 



La Música tiende puentes entre los dos Hemisferios del Cerebro Infantil

Practicar más de dos horas a la semana aumenta un 25% el cuerpo calloso


Una nueva investigación sobre la relación entre la música y el cerebro ha podido establecer que los niños que tocan un instrumento una media de dos horas y media a la semana desarrollan un 25% más el cuerpo calloso, la zona que conecta los dos hemisferios cerebrales y que ayuda a la coordinación de ambas manos. Los investigadores descubrieron también que el incremento en el cuerpo calloso es directamente proporcional al rendimiento en una prueba no musical en la que los niños presionaban secuencias en un teclado de ordenador. Ahora se trata de averiguar si la práctica musical conllevaría otros beneficios, como la mejora de la memoria o las cualidades de razonamiento. Por Yaiza Martínez. 

 

Tocar un instrumento musical fortalece las conexiones entre los dos hemisferios del cerebro en niños, pero sólo si éstos practican de manera persistente, señala la revista Science. 

Según un estudio hecho público en el encuentro anual de la Cognitive Neuroscience Society de Estados Unidos, dedicada al desarrollo de la investigación de la mente y el cerebro, la práctica musical reforzaría las conexiones neuronales, aumentando en un 25% el llamado cuerpo calloso, que es la parte del cerebro (formada por un conjunto de axones que conecta los dos hemisferios cerebrales. 

Aumento del cuerpo calloso en niños 

Ya en 1995, el mismo autor del presente estudio, el neurólogo y neurocientífico Gottfried Schlaug descubrió que los músicos profesionales que habían empezado a tocar antes de los 7 años de edad presentaban un cuerpo calloso más grueso de lo normal. 

No faltaron escépticos que, entonces, señalaron que este tamaño inusual del cuerpo calloso podría estar en el origen de la capacidad musical y no a la inversa, es decir, que los músicos podrían haber tenido desde el principio un cuerpo calloso más desarrollado. 

Ahora, Schalug, que trabaja en laHarvard Medical School de Boston, y sus colegas Marie Forgeard y Ellen Winner, del Boston College, han estudiado a un total de 31 niños utilizando imágenes de resonancia magnética. Con esta tecnología, analizaron los cerebros de los niños, primero cuando éstos tenían seis años y, posteriormente, cuando tenían nueve años de edad. 

Del grupo inicial, seis niños siguieron practicando con sus instrumentos durante esos años al menos dos horas y media a la semana. El cuerpo calloso de estos estudiantes de música creció entre los seis y nueve años un 25% en relación con el tamaño global del cerebro. 

Mejora de la coordinación 

En cambio, en el caso de los niños que también siguieron tocando, pero sólo entre una y dos horas a la semana o que, directamente, abandonaron la práctica, no se detectó este crecimiento del cuerpo calloso. 

 Por otro lado, en cada participante, los investigadores descubrieron que el incremento en el cuerpo calloso era directamente proporcional al rendimiento en una prueba no musical en la que los niños presionaban secuencias en un teclado de ordenador. 

Es decir, que la práctica musical mejora las conexiones neuronales relacionadas con la coordinación de los movimientos de las dos manos. 

Schlaug y su equipo seguirán investigando a estos mismos niños para saber si la práctica musical conllevaría otros beneficios, como la mejora de la memoria o las cualidades de razonamiento. 

Cerebros cambiantes 

Esta investigación no es la primera que señala el efecto del aprendizaje y la práctica musical en el cerebro infantil. En otro estudio anterior, realizado por psicólogos de la Universidad McMaster de Canadá, se compararon los efectos del aprendizaje de la música sobre la sensibilidad de los niños y sobre su capacidad de memorización. 

Con un seguimiento de dos años de duración a dos grupos de niños de edades comprendidas entre los cuatro y los seis años, se pudo demostrar que los participantes de uno de estos grupos, al que se le enseñó música, habían sufrido una maduración acelerada del córtex cerebral. 

Otra interesante investigación realizada hace unos años demostró por otro lado que los músicos profesionales tienen el cerebro más desarrollado en las áreas de éste relacionadas con el oído, la vista y la agilidad física. 

Todo parece indicar, por tanto, que la práctica musical es beneficiosa para el cerebro, ya se trate del cuerpo calloso, del córtex o de las regiones cerebrales relacionadas con los sentidos del oído y la vista, así como con la agilidad física. 

Investigaciones anteriores han podido determinar que no existe en el cerebro una región específica para la sensibilidad musical, sino que la música abarca diversas áreas cerebrales, incluso algunas que normalmente están implicadas en otro tipo de actividad. También hemos descubierto que las áreas cerebrales activas varían según la experiencia individual y el entrenamiento musical. 

Se sabe asimismo que la música está estrechamente relacionada con la cultura humana desde sus orígenes y que la práctica musical ayuda a los estudiantes a desarrollar el cerebro y a mejorar sus aptitudes académicas.

 

 

 



La práctica musical durante la infancia, ayuda a mejorar el cerebro adulto

MADRID, 22 Ago. (EUROPA PRESS) 

 

 

   Una corta formación musical en la infancia recorre un largo camino para mejorar el funcionamiento del cerebro en la edad adulta, cuando se trata de escuchar y procesar el sonido, según un nuevo estudio de la Universidad de Northwestern, en Estados Unidos, publicado en la revista 'Journal of Neuroscience'.

   El impacto de la música sobre el cerebro ha sido un tema candente en la ciencia en la última década. Ahora, los investigadores de Northwestern, por primera vez, han examinado directamente lo que ocurre cuando los niños dejan de tocar un instrumento musical -después unos pocos años de práctica- una experiencia común en la infancia. En comparación con personas sin formación musical, los adultos que recibieron entre uno y cinco años de formación musical de niños, realizan mejores respuestas cerebrales a los sonidos complejos.

   La frecuencia fundamental, que es la frecuencia más baja del sonido, es crucial para la percepción del habla y la música, y permite el reconocimiento de sonidos en entornos auditivos complejos y ruidosos. Según la autora Nina Kraus, profesora de Neurobiología, Fisiología y Ciencias de la Comunicación en Northwestern, "el nuevo estudio sugiere que las clases de música, a corto plazo, pueden mejorar la audición y el aprendizaje durante toda la vida".

   Según explica Kraus, muchos niños participan en clases de música pero, sin embargo, pocos continúan con las clases más allá de la escuela secundaria. Sin embargo, la mayor parte de la investigación neurocientífica se ha centrado en el estudiante de música raro y excepcional, que ha seguido una práctica musical activa en la universidad, o que se ha dedicado a ella profesionalmente.

 


INVESTIGACIÓN DE LA UNIVERSIDAD de NORTHWESTERN

   Ahora, según la experta, "la investigación de Northwestern recoge un sector mucho más amplio de la población, ofreciendo implicaciones para los responsables de las políticas educativas y el desarrollo de programas de entrenamiento auditivo, que pueden generar duraderos resultados positivos".

   Para el estudio, se midieron las señales eléctricas del tronco cerebral auditivo, en respuesta a ocho sonidos complejos, en varios jóvenes con cantidades variables de  formación musical. Debido a que la señal del cerebro es una representación fiel de la señal del sonido, los investigadores pudieron observar cómo los elementos clave del sonido eran capturados por el sistema nervioso, y cómo estos elementos eran más fuertes o más débiles en personas con diferentes experiencias y habilidades.

   Cuarenta y cinco adultos fueron agrupados en tres grupos basados ??en la instrucción musical: los participantes del primer grupo no tenían ninguna instrucción musical, los del segundo tenían entre 1 y 5 años, y los del tercero entre 6 y 11 años -los dos grupos formados musicalmente comenzaron la práctica instrumental en torno a la edad de 9 años. Como se predijo, la formación musical en la infancia llevó a un proceso neural más robusto de los sonidos en la edad adulta.

   En una investigación anterior, Kraus y su equipo examinaron cómo el bilingüismo y las clases de música, a largo plazo, afectan el cerebro auditivo; y cómo cambia el cerebro después de unas semanas de intensas experiencias auditivas. Ahora, en una investigación actual, los investigadores están analizando el impacto de las dificultades socioeconómicas en la función del cerebro adolescente.

   Kraus concluye que "esperamos utilizar este nuevo hallazgo, junto con descubrimientos pasados y futuros, para comprender el tipo de estrategias de educación y rehabilitación que podrían ser más eficaces en la lucha contra los efectos negativos de la pobreza. Mediante la comprensión de la capacidad del cerebro para cambiar y mantener estos cambios, la investigación puede ayudar en el desarrollo de programas educativos, basados en la audición, eficaces y duraderos".